Portugal sigue destacando como uno de los destinos más atractivos de Europa para la inversión extranjera directa (IED), y ningún país lo ilustra mejor que Francia. Con un stock actual de IED de 16.600 millones de euros (en el primer trimestre de 2025), Francia es el tercer mayor inversor extranjero en Portugal, con un 8,2% del total de IED. Y si los últimos acontecimientos sirven de indicación, como la adquisición de Novobanco por el grupo bancario francés BPCE. Francia podría recuperar pronto el segundo puesto, temporalmente ocupado por el Reino Unido.
La conexión entre ambos países va más allá de las cifras. Portugal se ha convertido en el hogar de entre 50.000 y 60.000 franceses, muchos de los cuales han contribuido a transformar los barrios de Lisboa en vibrantes comunidades francófonas. Esta creciente presencia de expatriados refuerza los lazos culturales y hace de Portugal un lugar cada vez más atractivo para el establecimiento de empresas francesas.
La inversión francesa en Portugal no es un fenómeno reciente. Hoy en día, hay aproximadamente 1.200 filiales de empresas francesas que operan en el país. De manera impresionante, 38 de las 40 empresas que cotizan en el índice bursátil francés CAC 40 tienen presencia en Portugal. Estas empresas emplean colectivamente a más de 104.000 personas, lo que convierte a Francia en el mayor empleador extranjero en Portugal, por delante incluso de España.
Los sectores clave que lideran esta inversión son la fabricación de automóviles, las energías renovables, las infraestructuras, las telecomunicaciones y los servicios financieros. Gigantes de la automoción como Faurecia, Stellantis y Horse (Grupo Renault) llevan mucho tiempo operando en Portugal. Estas empresas están invirtiendo ahora fuertemente en el cambio hacia la movilidad sostenible, produciendo vehículos eléctricos y motores híbridos localmente.
En el sector energético, empresas francesas como Engie, Neoen, Voltalia y Akuo están ayudando a impulsar la transición ecológica de Portugal, sobre todo en energía solar y eólica marina. Solo Engie emplea a más de 600 personas en el país y entró en una importante empresa conjunta de energía eólica en 2019.
Las infraestructuras y el transporte también cuentan con una fuerte participación francesa. Desde la participación de Alstom en proyectos ferroviarios hasta el liderazgo de Vinci en aeropuertos y construcción, la experiencia francesa sigue dando forma al desarrollo de Portugal. Durante su visita de Estado de 2025, el presidente Emmanuel Macron expresó un claro interés en que Francia desempeñe un papel en la privatización de TAP, la aerolínea nacional de Portugal.
La economía tecnológica y digital es otro ámbito de inversión francesa en auge. Altice posee el importante proveedor de telecomunicaciones Meo, mientras que pesos pesados digitales como Lydia, Qonto, Blablacar y Backmarket están estableciendo una fuerte presencia. El hub French Tech Lisbon, puesto en marcha en 2017, refleja esta nueva ola de interés empresarial.
Por último, en el ámbito de los servicios financieros, bancos franceses como BNP Paribas, Natixis y Euronext han construido centros tecnológicos y de operaciones en Lisboa y Oporto, dando empleo a miles de personas. La adquisición de Novobanco por BPCE, por valor de 6.400 millones de euros, la mayor operación bancaria de la eurozona en una década, consolida la arraigada confianza de Francia en la economía portuguesa.
En resumen, Portugal ofrece una rara mezcla de talento, ubicación, estabilidad política y política de futuro, lo que lo hace no sólo interesante, sino estratégico, para los inversores extranjeros. Y Francia está demostrando hasta dónde puede llegar esa inversión.